El tabaquismo, factor de riesgo ampliamente conocido de enfermedad cardiovascular, afecta tanto a la circulación coronaria como a la periférica. Se especula que debido a su elevado contenido de oxidantes, el humo de tabaco produce lesiones oxidativas en el endotelio vascular. De hecho, se ha detectado disfunción endotelial en las arterias braquial y coronaria en fumadores de todo tipo, hasta en los que "fuman" por inhalación pasiva.
El ácido ascórbico o vitamina C es el antioxidante hidrosoluble que se encuentra en mayores cantidades en el plasma de la sangre humana; protege a los lípidos contra daños perioxidativos porque destruye las moléculas de superóxido y de otras formas reactivas de oxígeno. En fumadores, las concentraciones plasmáticas y tisulares de vitamina C son más bajas que en personas que no fuman. Hay datos que indican, además, que la vitamina C mejora la vasodilatación de origen endotelial en el antebrazo de personas fumadoras. En personas hipertensas, la vitamina C ha mejorado la parte de la contractilidad de las arterias coronarias epicardíacas que depende del endotelio, lo cual indica que, al menos parcialmente, en estos casos la disfunción coronaria se atribuye a un estrés excesivo por oxidación.
Un grupo de investigadores, basándose en las observaciones anteriores, planteó la hipótesis de que los efectos del tabaquismo podrían extenderse más allá de las arterias epicardíacas a la microcirculación coronaria y afectar a la irrigación miocar díaca. Con el fin de poner a prueba esta hipótesis, midieron la reserva sanguínea del miocardio y de las coronarias mediante tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET), antes y después de la administración de vitamina C, en 11 fumadores asintomáticos y 8 miembros de un grupo testigo integrado por personas que no fumaban. La reserva sanguínea de las coronarias, que es una medida integral del flujo sanguíneo por estas arterias, fue determinada tanto en las coronarias epicardíacas mayores como en la microcirculación de la zona.
La reserva coronaria de los fumadores mostró una reducción de 21% en comparación con la de miembros del grupo testigo (P < 0,05), pero se normalizó después de la administración de vitamina C. En cambio, esta vitamina no tuvo efecto alguno en los individuos que no fumaban.
Este estudio es el primero en demostrar que los efectos prooxidativos del tabaquismo se extienden más allá de las arterias epicardíacas hasta la microcirculación coronaria y afectan a la regulación del flujo de sangre por el miocardio. La vitamina C reestablece la capacidad reactiva de la microvasculatura coronaria y la reserva coronaria en fumadores, lo cual demuestra que el efecto nocivo del cigarrillo se debe, al menos en parte, a un aumento de los procesos de oxidación que generan estrés celular.
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